Amores que matan: mi hija y los gatos

No se si son los dos años con sus rabietas, si se trata del descubrimiento de nuevos límites o si simplemente no identifica a los animales como seres vivos que sienten y padecen como nosotros pero nuestro problema más grave en casa ahora mismo es la relación de I con nuestros dos gatos.


Desde que nuestra hija llegó a nuestro mundo, siempre hemos sido 5 en casa: Papá, Mamá, I y dos gatos que ya eran grandes en varios sentidos cuando la pequeñaja nació. Desde que estaba embarazada, los 2 gatos (uno más que otro) me acompañaban a todas partes e incluso me salió un compañero en mis sesiones de Yoga prenatal. Al nacer la cosa continuó y el gato que me acompañaba con un ronroneo cuando yo cantaba a mi barriga, empezó a ronronear a aquella nueva adquisición que había llegado a casa cada vez que la niña lloraba.

Creo que difícilmente se me ocurriría un aliciente mejor para que I haya aprendido a moverse e incluso han compartido siestas. Siempre pensé que tener animales domésticos es beneficioso para los niños ya que les enseña a ser responsables y respetuosos y además, puede crear una bonita amistad.


La cuestión es que desde hace unas semanas, la peque de la casa parece haberse dado cuenta de que existen estos compañeros y que puede interactuar con ellos. ¿Cuál es el problema? Pues que la interacción esta siendo algo más brusca de lo que los animales desearían. No solo les tira del pelo o del rabo, también les mete el dedo en el ojo en su afán de señalar las partes del cuerpo, los agarra por el cuello cuál luchador de lucha libre o se tira encima para besarlos.

Sabemos que todo esto lo hace con todo su amor y cariño pero no parece entender que les hace daño y que puede dañarlos mucho ya que son bastante mayores y no están ya para muchos trotes. Hasta ahora la dejamos acercarse a ellos y si vemos que les empieza a hacer daño, la retiramos, le explicamos que les hace daño y consolamos al gato (esta idea me la dio una mamá y parece que va bien) pero en muchos casos vuelve a hacer lo mismo al cabo de nada.

Hace unos días opté por irme con ella a su habitación dejando a los gatos en el comedor ya que fue la única manera de parar el ataque de amor y desde entonces, parece que cuando le digo que si los trata mal, me la tendré que llevar a otro sitio, relaja un poco la presión sobre los pobres animales. Espero que esto signifique que el tema empieza a encaminarse porque si no, no se que va a ser de nosotros (y sobre todo de los miembros peludos de la familia).

¿Tenéis mascotas en casa?¿Qué tal se llevan con los peques? ¿Habéis tenido problemas así? 

Comentarios

  1. Y además son dos gatos mayorcetes...

    ResponderEliminar
  2. No tenemos mascotas pero hemos visto esto tanto con mascotas como con otros niños pequeños, que en esas edades no son conscientes y lo mejor es evitar la situación separando si se hace imposible.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahí estamos aunque también nos da algo de pena ya que al final es evidente que se tienen mucho cariño.

      Eliminar
  3. Pues si todo va bien...este mes llegará nuestro gatin a casa!! Nosotros no teniamos mascotas y el niño lleva años pidiendo. Justo esta semana hemos adoptado uno, así que ya veremos jeje.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No había visto el comentario pero ya he visto a vuestro gatín y a vuestro peque con él. Nuestra hija parece que se ha relajado con el tema, supongo que era cuestión de tiempo y de la edad.

      Eliminar

Publicar un comentario